jueves, 17 de mayo de 2018

La rebelión del voto



Estamos en la recta final de una campaña electoral que ha sido muy cuestionada por la forma como fue convocada y por el abuso del poder oficial, las cartas todavía no están echadas, faltan 2 días para que el país conozca cuál es el destino que le depara para los próximos 20 años.

Antes de dar cualquier análisis quiero relatar un pequeño cuento que puede ser reflejo de muchos venezolanos:

Julio es un señor de 66 años que como cualquiera de su edad ha trabajado duro por muchos años para darse un bienestar para él y su familia, vive en una zona de clase de media de Caracas, en un apartamento que adquirió hace más de 30 años gracias a la política habitacional de la época y al esfuerzo de ahorrar dinero producto de su trabajo.

Como toda persona de la tercera edad; Julio recibe la pensión que le corresponde por haber trabajado tantos años; cuando es el día de cobro le toca pararse a las 3:00 am, para estar en la puerta del banco a las 4:00 am, arriesgándose a ser una víctima más de la delincuencia, menos mal que el banco está cerca de la casa y ha hecho amistad con otros pensionados que comienzan hacer la cola a esa misma hora. Después de más de 5 horas de espera logra que le paguen como Bs. 2.500.000 entre el aumento de la pensión, retroactivo y un bono que da el gobierno de “guerra económica”. Con eso debe decidir si compra algo de comida o las pastillas para la tensión, menos mal que su hijo mayor que lleva dos años en el extranjero le manda dinero para que pueda vivir medianamente bien junto a su esposa.

Julio vive el día a día, ve como se deteriora el transporte público, los precios de los alimentos y medicinas suben sin control, dando la atmosfera de desesperanza. Por casualidades de la vida nació en 1952, año en que Marcos Pérez Jiménez tomo el poder al desconocer las elecciones de la constituyente ganadas por URD (Unión Republicana Democrática), recuerda que su padre le contaba como la militancia de AD, de aquel entonces, decidió no acatar la línea del partido y se fueron hacer campaña por URD. Recordando ese capítulo, piensa que el voto en algo ayuda; a ganar elecciones o a desenmascarar a las dictaduras.

La familia de Julio se encuentra dividida, cosa que pasa con todas las familias, su esposa no está del todo decidida a votar, pero si lo hace lo hará por Javier Bertucci; su hija, funcionara pública, está obligada hacerlo, dice que aprovechará la oportunidad para votar por Henri Falcón; su hijo menor considera que no vale la pena y que el resultado de las elecciones está cantado. Julio reconoce que no es simpatizante de Falcón, pero considera que si es la persona que puede derrotar al gobierno, le da su voto sin ningún inconveniente; esto le ha traído desencuentros con el hijo mayor, que considera que su papá ejerciendo el voto legaliza la dictadura. Ante esa afirmación Julio responde: mi voto es un acto de rebeldía contra quienes nos tienen pasando hambre y miseria.

Está pequeño relato es la realidad de muchos; la crisis nos agobia a todos y no distingue diferencias de ningún tipo. Todos los días los venezolanos sufren un calvario agarrando el transporte a sus trabajos, haciendo la cola para comprar el pan, recorriendo farmacias buscando alguna medicina y cuando la consiguen es impagable, ante este largo rosario de calamidades es necesaria una respuesta contundente.

Podemos abstenernos y esperar a que la situación sea insostenible para el gobierno, pero ¿cuántos venezolanos morirán? y no hablo producto de la violencia del Estado, me refiero a los enfermos crónicos, los ancianos que no consiguen medicinas o los neonatos que no son atendidos adecuadamente. Esa gente no puede esperar soluciones metafísicas o que el “imperio” se digne a invadirnos.

El voto, cuestionado, vilipendiado e incluso desechado por algunos; es el arma de millones de venezolanos que esperan rebelarse en contra de unas autoridades que se desconectaron de la realidad hace muchos años. Esos ciudadanos sienten que con el voto expresan lo que no pueden decir en sus trabajos o en el consejo comunal, aunque ya muchos le han ido perdiendo el miedo al chantaje y la amenaza; ven que votando este domingo 20 de mayo pueden terminar sacando del poder a quienes día a día los intimidan.

Como Julio, mucha gente quiere rebelarse pero sin ser llevados a aventuras donde el sufrimiento y la muerte sean la conclusión. El voto es el arma para rebelarnos, para responderle a quienes hoy despachan desde Miraflores que el tiempo se les venció y que llegó la hora de que le pasen el poder a otros que pueden rescatar al país del hambre y la miseria.


No hay comentarios:

Publicar un comentario