Estamos transitando
por la etapa más tortuosa de nuestra historia reciente: un gobierno que desea
permanecer en el poder y una dirigencia opositora que hace lo que sea por
conquistarlo. Al día de hoy la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha hecho un
llamado a Paro, y una marcha hacía el palacio de Miraflores para el próximo jueves
3 de noviembre. Movilizaciones que tienen como fin el cambio de gobierno
inmediato, sin buscar la solución a los problemas de base que afectan a la
ciudadanía.
Hoy el paro convocado
por la MUD se cumple de forma parcial, pero es conveniente responder las
siguientes interrogantes, de la forma más objetiva posible:
¿Es un paro cívico o huelga general?
Es un paro cívico,
donde la ciudadanía tomó la bandera de paralizar sus actividades cotidianas
como protesta. No se han plegado, formalmente sindicatos, ni gremios.
¿Se puede hablar de jornada exitosa?
Eso se sabrá en los
próximos días, por ahora, el paro cívico se ha cumplido de forma parcial, se ve
en las ciudades y poblados poca gente circulando, para ser un viernes, de
quincena y pago de utilidades. Pero los comercios, el transporte y las escuelas
están trabajando con normalidad.
¿Debemos condenar a quienes no participaron en el paro
cívico?
Sería insensato
atacar a quienes decidieron el día de hoy trabajar; muchas son sus razones para
laborar: amenazas del Estado y grupos irregulares, falta de producción, vivir
del día a día, entre muchas otras.
¿Cuáles son los próximos pasos a seguir?
Lo primero que debe
hacer la MUD es asistir a la reunión que programó el enviado del Vaticano para
el domingo 30 de este mes, exigiendo el inmediato restablecimiento del proceso
del Referéndum Revocatorio. En paralelo se debe seguir con acciones de calle,
pero novedosas, con contenido social y buscando en la medida de lo posible un
acercamiento al chavismo disidente.
En nuestras manos
queda evitar el choque de trenes que desean los radicales de ambos bandos,
buscando un número de muertos que justifique en algo la salida o permanencia en
el poder de Nicolás Maduro. No podemos dar por sentado que el 80% de la
población que rechaza al actual
gobierno, aprueba las acciones de la MUD.
La ciudadanía, al
margen de las disputas políticas desea que se le resuelvan sus problemas
inmediatos: Inseguridad, malos servicios, alto costo de la vida, entre otros.
Desean que haya un diálogo como mecanismo para salir de la grave crisis, que
conlleve a una salida democrática y pacífica del gobierno; no podemos estar en
predisposición por las acciones de una cúpula corrompida.
Con los pies en la
tierra debemos seguir buscando los mecanismos que nos ayuden a salir de esta
pesadilla, entendiendo que no será de forma inmediata como muchos quisiéramos,
pero con la conciencia plena de que lo lograremos evitando que la sangre llegue
al río.
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