En la última semana
se han realizado diferentes movilizaciones por parte de un sector del país que
exige elecciones inmediatas, para la salida pacífica del poder del actual
gobierno. Lamentablemente, dichas movilizaciones han terminado en un saldo de detenidos,
heridos y un fallecido. En la ciudad de Caracas cada actividad convocada por la
Mesa de la Unidad Democrática, termina intentando dirigirse a la Defensoría del
Pueblo, sin poder pasar de la avenida Libertador y sus alrededores, terminando en
una represión evidente por parte de los cuerpos de seguridad, donde siempre el
resultado es el mismo: muchos ahogados, producto de las bombas lacrimógenas,
enfrentamientos entre manifestantes y policías, y lo peor de todo, sin mucho
avance, ya que parece inclusive una política de masoquismo por parte de la
dirigencia opositora.
Si los resultados son
los mismos ¿Por qué insistir en una estrategia que a todas luces tiene fallas?
Ha quedado demostrado el carácter autocrático y represivo del gobierno, pero
estar en constante enfrentamiento con la policía o la Guardia Nacional,
refuerza la tendencia oficial hacía el radicalismo, y lo ayuda en un escenario
que le es cómodo: El confrontacioncita. La violencia por parte de los cuerpos
de seguridad y grupos irregulares queda en evidencia, pero la oposición no se
aleja de un camino, que en anteriores oportunidades lo llevó al fracaso y nos
aleja de una ruta de cambio democrática, con la tranca de calles y la quema de
instituciones públicas, que no son del chavismo, son de los venezolanos.
La violencia, venga
de donde venga, debemos condenarla, así como se repudia la quema de la sede del
Comando de Henrique Capriles, con la misma energía debemos repudiar la quema de
la sede de la Magistratura, sólo que los extremistas de la oposición aplauden
esa iniciativa, muchos de ellos desde el extranjero, otros en Venezuela desde
sus hogares, sin ninguna intención de exponer el pellejo ante los abusos
cometidos por el gobierno. Como demócratas tenemos el deber de rescatar la democracia,
en las calles, pero ya no focalizadas en la clase media, es necesario irnos a
los sectores más vulnerables ante la crisis, acéfalos de un discurso que les
llene de esperanza, así como hizo antes Hugo Chávez, estemos de acuerdo o no
con el proceder final.
Las próximas acciones
de la MUD, tienen las mejores intenciones, eso no lo voy a negar, el problema
es que seguimos hablándonos nosotros mismos, no buscamos convencer a un grueso
de la población, que según los últimos sondeos, se está alejando de los extremos,
deseando salidas pacíficas y democráticas por parte de los actores en disputa. El
llamado a abarrotar las iglesias, está demás, por usar la fe como medio de
manipulación política, a sabiendas que los venezolanos normalmente asistimos a
las celebraciones de Semana Santa pidiendo por la paz y la reconciliación
nacional, y también como un ejercicio de autoreflexión, que a fin de cuentas es
el eje central de cada cristiano durante las misas y procesiones, algo que
muchos dirigentes deberían aprovechar de hacer durante la Semana Mayor.
El esfuerzo de
convocar concentraciones para los próximos días es importante, pero se siguen
cometiendo las mismas fallas de anteriores ocasiones: Dirigir las manifestaciones
hacia organismos públicos, que se sabe de antemano estarán fuertemente
resguardados por la policía y la guardia nacional, exponiéndose dirigentes y
simpatizantes a tragar humo, recibir perdigonazos, quedar heridos o arrestados.
Resultado: Frustración y decepción ¿No es mejor buscar otras estrategias para
lograr el objetivo? Allí tenemos como ejemplo
el cierre simbólico de la Defensoría, por parte de un grupo de Diputados
opositores de la Asamblea Nacional, que madrugaron para tomar por sorpresa al gobierno
con dicha manifestación. También es conocido el caso de la señora que dejó en
las puertas de la Defensoría los casquillos de balas y bombas lacrimógenas
agotadas que recogió mientras marchaba. Las protestas creativas y con pocos
daños se pueden multiplicar por mil y tienen mayor impacto por su significado
en el acontecer social.
Debemos diversificar
la lucha, darle un contenido social, llevarla a los barrios, caseríos y
poblados de nuestra patria. La política debe acercarse al ciudadano, y no al
contrario, que el ciudadano vaya a la política. Hoy tenemos una gran fortaleza
que es la ruptura interna en el chavismo, desaprovechar esa oportunidad puede
llevarnos a un gran retroceso.
El presidente Maduro
ha asomado una posible convocatoria a elecciones regionales; los extremistas
exigen las generales, la ambición presidencialista es lo que domina, pero es
importante aprovechar la oportunidad para ganar espacios, por muy pequeños que
sean, para lograr el cambio que anhela mayoritariamente la población. Es
necesario pensar muy bien cada paso, analizar cada estrategia, pero con la
pasión por la transformación de nuestra nación.
Saludos, creo que tu artículo dice muchas verdades pero no estoy de acuerdo con tu máxima de que "la política vaya al ciudadano y no el ciudadano a la política" creo que la democracia será más efectiva si de verdad óigase bien; de verdad le da espacios a los ciudadanos para que participen y propongan desde una autonomía no partidista, sin exclusiones donde la política no sea solo usufructo de los partidos y el gobierno. Una marcha es un derecho establecido, otra cosa es que los dirigentes la usen para otros propósitos interesados y convenientes más de lo mismo dentro del modo operandi Venezolano.
ResponderEliminarEl encuentro de la política debe ser entre ambos sectores el ciudadano y el partidista.
EliminarTenemos que tener cuidado de una política no partidista, que puede llevarnos a la antipolítica.