martes, 11 de julio de 2017

Ordoliberalismo, Economía en Venezuela y Crisis Política


Durante la década de 1930 se inició en la Universidad de Friburgo una discusión que diera una respuesta de la derecha política a la grave crisis que afectaba a Alemania durante el periodo entre la primera y segunda guerra mundial, más adelante, buscaría respuesta ante la destrucción institucional que hizo el fascismo. A esta corriente de pensamiento económico, político y social se le denominó Ordoliberalismo, término acuñado en el anuario Ordo: Jahrbuch für die Ordnung von Wirtschaft und Gesellschaft (Ordo: Anuario de la orden del día y de la sociedad).

Como padre de esta corriente es considerado Walter Eucken, además de tener los aportes de economistas como: Franz Böhm, Alfred Müller-Armack, Alexander Rüstow, Wilhelm Röpke y Ludwig Erhard, conformando la Economía Social de Mercado. Principalmente Erhard será su gran impulsor, primero como Administrador de la zona ocupada en Alemania (1948-1949), luego como Ministro de Finanzas (1949-1963) y después como Canciller Federal (1963-1966).

La Economía Social de Mercado ha sido la base económica que ha permitido una Alemania estable la segunda mitad del siglo XX y los inicios del siglo XXI; las crisis económicas que perjudicaron a muchos países, sobre todo los europeos, poco afectaron la economía alemana; una muestra de esto es la última grave crisis que sacudió al mercado mundial, producto de la burbuja inmobiliaria, la misma no perjudico a Alemania y la capacidad de sostenerse ante la tormenta, lo hizo ayudar a la Unión Europea a superar la recesión.

El Ordoliberalismo como corriente trata en lo posible de desmarcase de los extremos ideológicos, producto del aprendizaje histórico de la Gran Depresión y el gobierno Nazi en Alemania. Busca, lo que podríamos denominar en la actualidad, una tercera vía, tomando lo mejor de los espectros ideológicos de la izquierda y la derecha, siempre criticó a la concentración de cualquier tipo de poder, condenando los monopolios y oligopolios, estimulando la libre competencia del mercado en igualdad entre grandes, medianas y pequeñas empresas, con reglas claras por parte de un Estado fuerte que posee un Banco Central autónomo y una disciplina fiscal, para evitar gastos excesivos que puedan llevar a desordenes económicos y monetarios.

Dentro de Alemania la Economía Social de Mercado ha sido una corriente adoptada en un inicio por la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y puesta en marcha durante el gobierno de Konrad Adenauer y sus sucesores Ludwing Erhard y Kurt Georg Kiesinger. Los rivales políticos del CDU, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), fueron detractores de la corriente Ordoliberal, pero a mediados de la década de 1960 la SPD adoptó a la Economía Social de Mercado dentro de su programa político y se evidenció la continuidad de la política económica alemana con la llegada al Gobierno de los socialdemócratas, incluyendo su dosis populista con subsidios para los sectores más desfavorecidos.

Es importante destacar que gracias a la mencionada estabilidad económica alemana ante los embates de las crisis que se han desarrollado en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, la República Federal de Alemania (RFA), recibió en 1990 el territorio y la población que pertenecieron la República Democrática de Alemania (RDA).


Economía en Venezuela

Nuestro país ha sido bendecido por su posición estratégica, clima y riquezas para el desarrollo de diferentes fuentes económicas. Un ejemplo de eso fue la evolución de la economía a principios de nuestra historia escrita; antes de la colonia nuestros aborígenes eran, sobre todo, recolectores y cazadores; en el periodo colonial pasamos a la producción agrícola de productos importantes, entre los que destacan el cacao y café.

El reino de España buscaba que el comercio con sus colonias fuera exclusivo, evitando las transacciones comerciales con otros países como es el caso de Holanda e Inglaterra, interesados en los productos venezolanos. El contrabando fue un gran problema para las autoridades, ya que en diferentes zonas de Venezuela se comerciaba con otros países, escapándose grandes cantidades de ganancias para la corona. Como respuesta a este tipo de situación en 1728, por Real Cédula de Felipe V, se crea la Compañía Guipuzcoana, encargada del comercio entre la colonia venezolana y el reino de España.

La Compañía Guipuzcoana teniendo el monopolio comercial en Venezuela, será objeto del rechazo de los colonos, ya que la misma se aprovechaba de su condición para adquirir los productos venezolanos, principalmente el cacao, a precios muy bajos, perjudicando a los hacendados al obtener pocas ganancias en la producción y venta cacaotera. Uno de los principales objetivos de la Guipuzcoana, era evitar el contrabando, eso lo logró disminuir considerablemente, no sin enfrentar la resistencia y rechazo de la sociedad de la época que preferían el comercio, sobre todo con Holanda, ya que los productos eran mejor pagados en los puertos de Amberes y Ámsterdam que en los puertos de Cádiz y Guipúzcoa. La Compañía, además del comercio, se encargó de la vigilancia militar de las costas venezolanas, colonización y exploración del territorio que correspondía entonces a la provincia de Venezuela.

El poder que ejerció la Guipuzcoana durante su permanencia en Venezuela, fue tal que hasta influyó en el nombramiento de los gobernadores y demás autoridades de la provincia, el control en el mercado perjudicó enormemente al comercio interno con el imperio español, beneficiaba más el intercambio con el puerto de Guipúzcoa, en detrimento del puerto de Cádiz y del comercio que había tenido la colonia venezolana con México. Hubo dos movimientos fuertes en contra de la Compañía, el primero en 1730, liderado por Juan Andrés López del Rosario, conocido como “Andresote”, en el territorio del actual estado Yaracuy. La segunda fue la encabezada por Juan Francisco de León en 1749, en la zona de Barlovento, incluso llegó a tomar la ciudad de Caracas. Este último movimiento logrará reformas dentro de la Compañía Guipuzcoana, en beneficio de los hacendados y comerciantes venezolanos. Cabe destacar que aunque estos movimientos fueron armados y con hechos violentos, no buscaron nunca romper con la corona, más bien perseguían mejores beneficios económicos con la misma.
Con altos y bajos la Compañía Guipuzcoana durará en Venezuela hasta 1785 a pesar de las dificultades, de regularización del comercio entre la colonia y el reino español. Con la firma en 1778 del Decreto de Libre Comercio con América, se inicia una nueva etapa en el mercado dentro del imperio español, estimulando el intercambio comercial entre 27 puertos americanos y 13 de España.

Los últimos 25 años del siglo XVIII fueron de estabilidad comercial para la entonces Capitanía General de Venezuela, continuando con la exportación, principalmente del cacao, tabaco y café. Los inicios del siglo XIX fueron algo convulsos, por un lado están las Guerras Napoleónicas en Europa y en el continente americano se dan los primeros movimientos independentistas en contra de la corona española, que llevará a la guerra en casi todo el continente. Venezuela vivirá un crudo enfrentamiento bélico entre rebeldes y realistas por el control del territorio, y esto afectará la economía, principalmente la producción agrícola que permanecerá estancada por lo menos 15 años.

Después de 1830 Venezuela ya convertida en una república independiente, se dedicó a rescatar las tierras arrasadas por la guerra, retomó la producción que desarrollaba durante la colonia e incluyó otras como la cría de ganado y el cultivo de otros alimentos como el maíz, para el consumo interno y la exportación. A pesar de la inestabilidad política y los múltiples conflictos que se desarrollaron durante gran parte del siglo XIX, destacándose la Guerra Federal entre 1859-1863, no impidió el desarrollo económico progresivo del territorio, a través sobre todo de la agricultura y la cría animal.

La entrada del siglo XX en Venezuela se dio en medio de la llegada al poder de Cipriano Castro y el bloqueo de las costas venezolanas por parte de las potencias económicas de la época: Alemania, Inglaterra e Italia; buscando el pago de la deuda contraída desde la etapa independentista hasta ese momento y que el gobierno de Castro se negaba a pagar. La situación se resolvió con un acuerdo entre el gobierno venezolano y las potencias económicas, con los Estados Unidos de mediador, en la cual Venezuela se comprometía a ir pagando progresivamente la mitad de la deuda original.

El 14 de diciembre de 1922, cerca de la población La Rosa del estado Zulia, ocurrió lo que se denominó el Reventón del pozo Barroso II, dando inicio a la etapa petrolera de nuestro país. Este evento le dio un giro de 180 grados al desarrollo económico, pasando de ser una economía rural a una de producción más industrial, llegando al extremo, con el tiempo, de ser un país monoproductor de petróleo y sus derivados.

Durante la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935), Venezuela tendrá una estabilidad económica y política: La primera, por los inicios de la explotación petrolera; la segunda, por la creación de unas Fuerzas Armadas profesionales que ayudaron a pacificar al país y a acabar con los pequeños grupos militares encabezados por caudillos regionales. La entrega de concesiones a empresas internacionales, por parte del gobierno de Gómez, ayudó al desarrollo de nuevos urbanismos alrededor de los campos petroleros y a la organización de los primeros sindicatos. Durante la etapa final del gomecismo, el mundo se verá afectado por la Gran Depresión de 1930, y Venezuela será uno de los pocos países que no estará afectado por la crisis mundial, gracias en parte a los ingresos de la renta petrolera.

Tras la muerte de Juan Vicente Gómez en 1935 y la llegada al poder de Eleazar López Contreras, arranca una etapa más democrática a nivel político, con la participación de partidos modernos. El debate que buscaba la ruptura total con el pasado gomecista, también se centraba en el tema petrolero, el uso de la renta y la obtención de mayores ganancias por parte del Estado. En esta discusión se destacan los aportes que hicieron funcionarios del gobierno de López Contreras como Alberto Adriani y Arturo Uslar Pietri, este último escribiría su memorable artículo titulado “Sembrar el Petróleo” publicado por el diario Ahora el 14 de julio de 1936.

Durante la etapa gomecista hubo gasto público reflejado en obras relacionadas con la construcción de carreteras en gran parte del país; a partir de 1936 se evidenciará ese gasto en la construcción de urbanismos, edificaciones gubernamentales, además de la implementación de políticas públicas en materias sociales, de salud y educación. Toda esta inversión se desarrollará gracias a la renta petrolera, producto de una estabilización de los mercados internacionales, sumado también a los dos grandes conflictos del siglo XX que beneficiaron en la producción y exportación del petróleo venezolano.

En Venezuela el gasto público se usará para demostrar la eficiencia de los gobiernos posteriores a López Contreras, se destaca la gestión de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1953-1958), que usara la inauguración de obras para mostrar lo que denominaban el Nuevo Ideal Nacional. Durante el periodo democrático (1958-1998) el gasto público ayudará al desarrollo económico, además de impulsar obras que serán de beneficio para la población como la construcción de viviendas, hospitales, escuelas, universidades, vías de comunicación, entre otras.

Durante gran parte del siglo XX los diferentes gobiernos que estuvieron al frente buscaron, muchas veces de manera infructuosa, dejar la dependencia petrolera del Estado venezolano; una muestra de ello fue la creación de la Corporación Venezolana de Guayana en 1960, que desarrolló económicamente al estado Bolívar con la explotación mineral, principalmente de hierro, oro, bauxita y diamante.

El tema de la renta petrolera fue siempre una discusión en los círculos políticos venezolanos; se buscaban formas de obtener mayores ingresos de la producción, el primer esfuerzo por tener más control de la renta fue gracias a la promulgación, por parte del presidente Isaías Medina Angarita, de la Ley de Hidrocarburos, dicha ley estableció una repartición de las ganancias en un 50% para el Estado y el otro 50% para las empresas petroleras. La demanda del petróleo venezolano fue en aumento durante los siguientes años, a finales de la década de 1950, hubo una baja en los precios y para solventar la situación los países productores crearon en 1960 la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), iniciativa impulsada por el entonces ministro venezolano de Minas e Hidrocarburos, Juan Pablo Pérez Alfonzo, con el respaldo de Arabia Saudita, Irán, Irak y Kuwait. El Estado venezolano en su búsqueda de obtener mayores rentas de la producción petrolera, dio los primeros pasos para la nacionalización en 1971 cuando promulgó la Ley de Reversión, que declaraba que todos los bienes, equipos e instalaciones pertenecientes a las empresas petroleras se revertirían a la nación finalizada la concesión, sin ningún tipo de compensación. Luego en 1972 se promulga el Decreto 832, que estableció que todas las operaciones de las compañías petroleras debían ser aprobados por el Ministerio de Minas e Hidrocarburos. Finalizando en 1976 con la nacionalización definitiva y la creación de Petróleos de Venezuela, S.A (PDVSA), durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Es importante destacar que PDVSA se convirtió en una empresa modelo, no sólo en Venezuela, sino también más allá de sus fronteras, llegando a ser una de las empresas petroleras más importantes del mundo. También PDVSA invirtió fuera del país y adquirió en el 1980 la empresa estadounidense CITGO.

Haberse convertido en una nación monoproductora de hidrocarburos tendrá sus consecuencias, ya que dependerá de los precios internacionales del petróleo: en momentos donde el mercado está en alza, el país se beneficia por los altos ingresos, por el contrario, cuando el mercado es desfavorable, repercute en la reducción del gasto público por parte del Estado. Venezuela se verá afectada por un mercado muy inestable, además del aumento del gasto público desmedido, inclusive en momentos de bajos precios del petróleo, que llevará al país a endeudarse para poder cumplir con los compromisos en el pago de nómina y en la inversión de las obras públicas.

La última etapa del siglo XX se verá un declive en el modo de vida de los venezolanos, en 1983 se dará el conocido Viernes Negro, en el cual el gobierno de Luis Herrera Campins, devaluó el bolívar frente al dólar americano y estableció un control de cambio. Esta acción será el inicio de la debacle económica que conducirá a Carlos Andrés Pérez, durante su segundo gobierno, a tomar una serie de medidas económicas que no fueron bien recibidas por la población y producirá los sucesos de 1989 conocidos como el Caracazo.

Durante la década de 1990, la crisis en el país se agudizará; políticamente se verán en 1992 dos asonadas militares en contra del gobierno y posteriormente se dará la destitución de Carlos Andrés Pérez de la presidencia. En 1994 ocurrirá la Crisis Bancaría, que afectará a un tercio de la banca nacional y perjudicará a miles de ahorristas al perder su dinero de forma abrupta, producto de las intervenciones y quiebres de los bancos afectados.

Con la elección de Hugo Chávez a la presidencia en 1998, se pensó en una ruptura con el sistema bipartidista, que ya no respondía a las necesidades del ciudadano, buscando un cambio que ayudara a salir de la pobreza a más del 80% de la población. Con el tiempo se verán las grandes deficiencias del régimen chavista y la gran burocracia que creo alrededor de las instituciones del Estado.


Crisis Ideológica en Venezuela

A lo largo de la historia venezolana, las ideologías han ido desarrollándose, evolucionando y adaptándose a los tiempos. En primer término podemos referirnos a las ideas de la ilustración que llegaron a Venezuela a finales del siglo XVIII y que influenciaron los movimientos de independencia, donde la sociedad se llegó a dividir en dos bandos: Patriotas y Realistas, ambos buscaban por la fuerza la dominación del contrario y el control del territorio venezolano.

En el siglo XIX irrumpen en la política venezolana las ideas liberales, eso se traduce en la creación del Gran Partido Liberal de Venezuela, fundado por Tomás Lander y Antonio Leocadio Guzmán; este mismo se convertirá en la primera organización de carácter nacional opositora a los gobiernos conservadores encabezados por José Antonio Páez. Aunque el Partido Liberal defendía las tesis del liberalismo económico y el federalismo, al momento de llegar al poder sus miembros, procedieron de forma  contraria a sus principios.

Los liberales tendrán en Antonio Guzmán Blanco su máximo referente, reflejado en su forma de gobernar a Venezuela y diseñando la ciudad de Caracas al estilo de París, buscando modernizar la nación. Durante la etapa guzmancista se promulgará el decreto de la Instrucción Pública, Gratuita y Obligatoria, dando la oportunidad de acceder a la educación a mayor población. No se discute la influencia de los liberales durante gran parte del siglo XIX, inclusive llegaron a tener el control total del poder al finalizar ese siglo, no sin muchos conflictos, varios de ellos armados, entre los propios liberales y su contraparte conservadora.

La llegada de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez al poder, se traducirá en la desaparición de los dos grandes partidos del siglo XIX. La influencia de nuevas ideas y pensamientos se verán en la denominada Generación del 28 que buscará la caída del régimen gomecista; ese nutrido grupo universitario será influenciado por las ideas marxistas internacionales y será el germen para la creación de los partidos políticos modernos.

La muerte de Gómez producirá la creación y discusión de grupos políticos, buscando renovar el debate ideológico en Venezuela. Aunque con anterioridad ya se habían dado intentos de fundación de partidos, tal es el caso del Partido Revolucionario Venezolano en 1926, que se transformará en 1931 en el Partido Comunista de Venezuela (PCV), para 1941 se funda Acción Democrática (AD), en 1945 nacerá la Unión Republicana Democrática (URD) y en 1946 se creará el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI). Los partidos nombrados serán los que dominarán la escena política nacional en los próximos años, a pesar de la creación de otras organizaciones desde los gobiernos, o fuera de ellos que no tendrán mayor éxito.

En el año 1958 los partidos buscan llegar a un acuerdo mínimo para garantizar la estabilidad de la frágil democracia, es por ello que AD, COPEI y URD firman lo que se conoce como el Pacto de Punto Fijo. Dicho pacto fue fundamental en la defensa del gobierno de Rómulo Betancourt al momento de ser víctima de los golpes de estado, intento de magnicidio y la lucha armada de los grupos más radicales de izquierda.

Cada partido creado en Venezuela ha defendido ideologías distintas: El PCV es Marxista-Leninista, AD es Socialdemócrata, URD es de Centro y COPEI es Socialcristiano. Aunque cada uno con sus dogmas, no han estado exentos de disputas internas por discusiones ideológicas, buscando en varios aspectos refrescamiento de las ideas. De estas disputas se han dado divisiones de partidos, tal es el caso que de facciones de AD saldrán el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP); el Movimiento Al Socialismo (MAS) es una división del PCV; y de COPEI nacerá Convergencia.

Las viejas discusiones dogmáticas se empezaran a dejar un lado por parte de los partidos políticos, el mayor reflejo de esto serán AD y COPEI, que se convertirán en elefantes blancos de la política, al dejarse aburguesar por el poder, dándole prioridad a la conquista del mismo, por la vía electoral, en vez de continuar con una necesaria renovación y reconexión con sus bases durante las décadas de 1980 y 1990.

Dicha crisis, en gran parte de identidad, llevo a que AD y COPEI fueran catalogados a finales del siglo XX como “la misma cosa” por la ciudadanía, a pesar de ser partidos con ideologías distintas. Esto llevará en un primer momento al triunfo de Rafael Caldera en 1993, con el apoyo de Convergencia, MAS, PCV y otras organizaciones minoritarias, que se denominaban El Chiripero, y luego a la elección de Hugo Chávez a la presidencia con el respaldo del Movimiento Quinta República (MVR).


Irrupción del Chavismo como fuerza emergente

El desgaste del bipartidismo que representaban AD y COPEI, llevo a la ciudadanía a buscar en 1998 actores emergentes que lograran sacar a Venezuela de la crisis. Durante esta etapa surgieron las candidaturas presidenciales de Irene Sáez, Henrique Salas Römer y Hugo Chávez, respaldados por organizaciones creadas por ellos; Sáez obtendrá más adelante el apoyo de COPEI y en la última etapa de la campaña presidencial Salas Römer recibirá el apoyo de AD y COPEI, como respuesta al inevitable triunfo de Chávez en las elecciones.

La llegada del chavismo a la política venezolana, dejó desconcertada la clase política dominante hasta el momento, no se entendía que un militar retirado, con antecedentes de un Golpe de Estado, calara en la población, bajo la promesa de un cambio y la ruptura definitiva con el pasado. El apoyo de los medios de comunicación fue clave en el avance de Hugo Chávez, sumado al apoyo de la clase media, que fue determinante para alcanzar el triunfo electoral.

Chávez prometió durante la campaña y así lo cumplió, que al momento de asumir la presidencia, convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, que redactara una nueva Constitución y buscara las tan ansiadas reformas dentro del Estado venezolano. Hay que destacar que durante esta etapa volvió a surgir en la sociedad el ideario de que un militar asumiera el poder; el fantasma de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez surgía bajo la falsa premisa de que durante esos años se realizaron grandes obras, además de la seguridad y control reinante, que eran vistos por una buena parte de la población, como una solución a los problemas que afectaban a Venezuela.

Los primeros años de Hugo Chávez en el poder fueron de renovación del aparato estatal, a través de la Constituyente; los partidos políticos más tradicionales no supieron responder ante tal situación, la falta de renovación, sumado a disputas internas, llevaron a que las transformaciones que planteaba el chavismo se desarrollaran sin mayores resistencias. Durante todo el año 1999 se aprobó la convocatoria y elección de la Asamblea Nacional Constituyente, para que luego, vía referéndum, se aprobara la nueva Constitución.

Para el año 2000, por mandato de la Constituyente se convocó a unas elecciones generales para la renovación de todos los cargos de elección, además de elegirse la Asamblea Nacional, como sustitución del antiguo Congreso Nacional. Dicha elección evidenció la falta de liderazgo dentro de la oposición; la respuesta a la candidatura de Hugo Chávez, fue su antiguo compañero de armas y para el momento gobernador del estado Zulia, Francisco Arias Cárdenas. Al momento del proceso electoral la reelección de Hugo Chávez no tuvo mayores contratiempos, siendo apoyado por un porcentaje mayoritario de la ciudadanía.

El periodo del chavismo, que se inició a partir del año 1998, se ha caracterizado por ser una fuerza que emergió del desastre dejado por el burocratismo político, y que ha sabido marcar la pauta en la agenda, sorteando las dificultades políticas que ha enfrentado. Como ejemplo tenemos los sucesos de abril del 2002 que llevaron, por unas horas, al derrocamiento de Chávez; también está la huelga general que se llevó a cabo a finales del 2002 y principios del 2003; la alta conflictividad social y polarización que reinó entre los años 2003 y 2004, hasta finalizar con el referéndum revocatorio, el cuál favoreció mayoritariamente a Hugo Chávez. Este triunfo se debió en gran medida al flujo de dinero que le entro al Estado producto de la renta petrolera y que se aprovechó en la inversión social, a través de las denominadas misiones, que han servido para mantener un control político sobre sectores más desfavorecidos y lograr por ese mecanismo, ganar elección tras elección.

Está etapa histórica, caracterizada por la alta polarización política y social, ha tenido un dominio electoral por parte del chavismo, ya que después del año 2004, ha habido un promedio de dos elecciones por año, a excepción del año 2007, cuando Hugo Chávez convocó a un referéndum consultivo sobre la reforma constitucional, de la cual salió derrotado por un estrecho margen.

Los últimos años el chavismo ha tenido que sobrevivir ante la ausencia de Hugo Chávez, fallecido en el año 2013, no sin antes ganar unas elecciones bien intensas y que significaron, de forma real, la posibilidad su pérdida del poder. Tras 19 años de dominio del panorama político, sin verdadera renovación a lo interno del oficialismo, se empieza a notar la fatiga del chavismo, acrecentada por una crisis que podemos considerar general y la implementación de malas políticas por parte del Nicolás Maduro al frente del Gobierno.


Ordolibealismo para Venezuela

En los actuales momentos Venezuela se encuentra sumergida en una profunda crisis económica, política y social. La respuesta oficial hacía la crítica es de persecución, represión y en muchos casos de cárcel para los disidentes. Por su parte, la oposición encabezada por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) hace los esfuerzos para lograr el cambio de Gobierno, aunque pareciera que muchas veces se encuentra en un callejón sin salida, en parte porque el propio oficialismo le marca la agenda y en otra medida por sus propias contradicciones, producto de tener muchas corrientes de pensamiento dentro de su seno.

El mensaje que se da a la calle, por parte del Gobierno y la MUD, parece estar dominado por sus grupos más radicales, la búsqueda de la desaparición del contrario, en vez de ser una solución a la crisis, empeora el escenario a futuro en muchos aspectos. El fracaso de la búsqueda de consensos, acuerdos, negociaciones y diálogo, han dejado a un lado la práctica de la política como fórmula para la soluciones los problemas más inmediatos que afectan a todos los venezolanos.

Como en la Alemania de los años 1930, 1940 y 1950, Venezuela no escapa a una fuerte división, producto de un discurso bajo la premisa del resentimiento social; el gran reto para el futuro es la búsqueda del consenso entre dos factores que ahorita no se reconocen, pero se necesitan mutuamente para lograr la reconstrucción del País. Buscar un Centro Político en la actualidad es un gran desafío, que se puede ver complejo e imposible, pero es determinante para el encuentro de una sociedad que busca soluciones inmediatas a la crisis.

El Ordoliberalismo busca lo mejor de las diferentes ideologías, reconoce el papel de un Estado fuerte que garantice el derecho individual, pero que de libertades económicas para un mercado competitivo, que no permita que las grandes empresas supriman a las medianas y pequeñas. Además, una de las condenas más importantes del Ordoliberalismo es hacía la concentración absoluta de cualquier tipo de poder, que es justamente una de las grades fallas de nuestro propio sistema a lo largo de la historia.

Es importante destacar, que aunque el Ordoliberalismo condujo a la Economía Social de Mercado en Alemania, la misma fórmula no necesariamente funcionaría en Venezuela. Aunque hay causas similares para su implementación, las realidades e idiosincrasia en ambas naciones es distinta, por lo cual, para lograr una transformación de tal magnitud, es necesario implementar una pedagogía social, ya que la sociedad venezolana tiende a ser menos disciplinada que la propia alemana.

Por su parte, nuestra clase política, acostumbrada al discurso populista e inmediatista, le cuesta asumir posiciones más a largo plazo, entendiéndose que la reconstrucción de una nación no es cuestión de semanas o meses, sino de años e inclusive de generaciones.

El encuentro de posiciones demarcadas es un gran reto que se debe asumir, como una tarea pedagógica y evangélica, buscando los puntos en común entre las partes, por encima de las diferencias, ya que de esta manera se puede lograr una Venezuela que responda a los retos del siglo XXI: desde lo más básico como la reducción de la pobreza, hasta lo más complejo como la preservación de nuestro entorno ambiental. 

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