Hoy las fuerzas
democráticas están en la encrucijada más importante de su historia; definir la
estrategia a futuro puede ser determinante para el destino del país. Es
necesario que los partidos políticos amplíen su rango de acción, no solo a lo
electoral, sino también a lo social, donde han tenido las mayores deficiencias en
los últimos años.
Hace casi un lustro,
cuando la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) tuvo su triunfo electoral más
importante; no se había profundizado la crisis, el chavismo/madurismo tenía más
respaldo popular y la oposición no tenía la diversidad que vemos el día de hoy.
Lamentablemente algunos líderes piensan que Venezuela no ha cambiado y que el
entorno es igual; los análisis no han evolucionado y piensan más en aplastar al
adversario, que buscar algún punto de encuentro.
Tenemos un escenario
adverso: oposición dispersa y dividida, un gobierno fortalecido por la
inoperancia del contrario y unas elecciones que nos llegan en el peor momento
para muchos, no solo por la pandemia, también por la apatía política que existe
en el ciudadano.
La oposición más
tradicional no ha tenido la voluntad de ir al encuentro de las bases,
organizaciones y líderes del chavismo descontento con el actual gobierno;
muestran algunas figuras con un pasado en el sector oficial, pero no buscan pulir
ese tipo de acercamientos. Personalidades como Juan Barreto, Héctor Navarro o
Antonia Muñoz, no han sido buscadas para ampliar más el espectro de la
oposición; también hay que mencionar el olvido en el que han caído Rodríguez
Torres, Luisa Ortega Díaz o Gabriela Ramírez, algunos factores usan más los
rostros para la foto que para una estrategia concreta.
Es necesario buscar
los mecanismos que en el pasado fueron exitosos, allí esta el ejemplo del
triunfo electoral en las parlamentarias del 2010, en el estado Anzoátegui; esa
ocasión la MUD, con Jorge Lepage al frente, tuvo la convicción de generar
espacios de encuentro para múltiples factores y la discusión fue amplia, muchos
se sentían comprometidos con alcanzar una victoria. Posteriormente se dejó esa
práctica y comenzaron a venir las derrotas, como la de las regionales de 2012.
Dentro de la
oposición, de deben construir mecanismos para el debate amplio y conseguir
puntos mínimos para una estrategia conjunta de cara a los próximos retos que se
vienen. Gustavo Hernández, coordinador del movimiento Alternativa 1, ha planteado
la necesidad de una convención nacional
opositora; también el Movimiento Por la Democracia, hace un llamado a la unidad de toda la nación democrática como
piedra angular de la resistencia al totalitarismo creciente. Las voces que
desean una unión dentro de la oposición se hacen crecientes, la misma no puede
ser ignorada por el liderazgo del denominado G4 (Acción Democrática, Primero
Justica, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular).
Ante la adversidad es necesaria la Unión en la Diversidad, muy diferente a plantear un tema unitario o de unidad; se debe tener una dirección colectiva, donde este representado no solo lo político, también lo social, gremial y sindical. Es fundamental que el centro del discurso sean los problemas de la gente y se busque un nuevo mensaje para afrontar los escollos que están frente a nosotros.
¡Avancemos en buscar la Diversidad! Ella nos ayudará para alcanzar el cambio que espera la sociedad.
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