Llevamos 22 años en
una constante polarización; hemos divididos en dos todos los niveles de nuestra
sociedad: desde las familias hasta las esferas más altas de la nación.
Chavistas y antichavistas era la premisa para definir política y socialmente a
los ciudadanos. Un gran daño se hizo con esta categorización que hoy sigue
dejando hondas heridas y mucho resentimiento.
En la actualidad ha
mutado esa polarización, ya no se circunscribe a dos grandes grupos, ahora tenemos
al menos cuatro sectores identificados, que alimentan la división y son
incapaces de reconocerse mutuamente. Nada peor para una sociedad fracturada que
seguir con el discurso de división y, sobre todo, promover el odio a las
diferencias.
Ante esta situación,
preocupante por demás, se hace necesario la construcción de un Centro Político, que promueva no solo
el encuentro de los diferentes, también la reconciliación en nuestra sociedad.
Debemos enterrar toda postura que suscite el encono, entendiendo que es
fundamental reconocer nuestro pasado, ese que nos trajo hasta aquí y que puede
ayudarnos a fortalecernos como nación.
El Centro Político no está para juzgar,
eso debe dejárselo a los órganos de justicia y a la sociedad que considerará si
un individuo o grupo ha cometido alguna afrenta o delito. Jamás debe permitir
la impunidad y quienes tengan deudas judiciales, deben pagarlas como corresponde
la ley. La venganza no es una opción, ya que la misma no proporciona
satisfacción y enquista el odio social.
Quienes apostamos a
esta vía, debemos ser una bisagra para los diferentes factores políticos y
sociales. Se hace menester realizar este ejercicio no solo para la política en
general, también hay que ejecutarlo dentro de la oposición, esa que hoy está
dispersa, pero si se une es capaz de lograr grandes cambios para el país.
En el pasado se ha
tratado de construir espacios similares al Centro
Político, algunos se han identificado con la Tercera Vía, pero terminan absorbidos por la polarización o incluso
se transforman al extremismo, buscando captar mayores simpatías. Recordemos que
en algún momento Hugo Chávez se identificaba con las posiciones que encarnaba
Tony Blair; también el PPT, al separase del chavismo en el 2010, trato de
estimular una política despolarizada,
absorbida a posterior por la Unidad Democrática y que condujo a su intervención
judicial.
Despolarizar debe ser
un objetivo claro del Centro Político,
ya que así se puede contribuir a construir realmente algo diferente y que
busque lo más básico de la política, que es alcanzar la síntesis, a través de la tesis
y la antítesis. El ejercicio del
consenso se ha dejado de lado, por quienes prefieren mantenerse en el reducto y
no lograr acuerdos que pueden aliviar el sufrimiento de la gente.
Hoy se hace necesario
que un liderazgo colectivo, alejado de la diatriba estéril busque sentar en la
mesa a la diversidad de las fuerzas democráticas, para poder lograr enfrentar
al régimen dentro del campo político. Si logramos unirnos como oposición,
podremos reunificar a Venezuela.
Es necesario entender
que el Centro Político se aleja de
las posiciones más extremistas que no promueven reconciliación y que se
entregan a los intereses extranjeros.
Necesitamos construir una narrativa nacionalista y autónoma, que se conecte con
las necesidades del ciudadano, puede ser radical en exigir mejores condiciones
de vida para millones, pero sin caer la intransigencia de algunos discursos.
Muy complejo es
construir algo diferente, más en momentos donde no solo en nuestro país, también
en el mundo, tener posiciones altisonantes es lo atractivo. Hay que
esforzarnos, apostar a estrategias que construyan la pacificación y logren poner
en el centro del debate al ser humano.
¡Vale la pena! ¡Hagámoslo posible!
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