Una frase que se le
atribuye a Galileo Galilei, se ha convertido en una respuesta en contra de las
autoridades que buscan perseguir el estudio científico, ese que en medio de la
oscuridad se convierte luz para saber la verdad. El conocimiento incomoda a
unos pocos, sobre todo si revela su propia ineficiencia, aquella que genera
desgracia en la población.
Durante esta semana la
Academia de Ciencias Físicas,
Matemáticas y Naturales, presentó un estudio donde reflejaba que en los próximos
meses, en nuestro país tendríamos picos del COVID-19, en números muy
preocupantes, que hasta ahora son evitables. Un gobierno serio, aprovecha dicho
informe para apalancarse en su medida de un mayor
confinamiento y así evitar un colapso del sistema de salud pública.
La reacción de un
sector del gobierno fue de acusar a los académicos de alarmistas: Diosdado Cabello, número dos del PSUV, amenazó a la Academia
con persecuciones y la denominada Operación
Tun-Tun. Menos mal que hasta ahora no se han concretado las palabras en hechos,
parece que en el chavismo/madurismo evitan pisar el terreno fangoso iniciando una persecución
en contra de los científicos que buscan la verdad en medio de la incertidumbre.
Desde la Academia han
querido ser claros que su estudio es un modelo
matemático, basado en los hechos reportados desde el sector oficial y que
mide el impacto del virus en la población; bajo esa realidad desean determinar
algunas variables y calcular como se puede comportar la enfermedad en la
población. Son muchos los países que se apoyan en ese tipo de informes para
determinar qué acciones tomar y buscar prevenir mayores contagios,
Nadie desea que en
Venezuela se caiga en la espiral de lugares como Italia o Ecuador, donde la
pandemia desbordó los servicios sanitarios. Estamos conscientes que no tenemos
un sistema óptimo para afrontar el COVID-19: el abandono de la infraestructura,
la falta de inversiones para adecuar los servicios y la falta de personal, nos
pone en una posición muy vulnerable.
El chavismo/madurismo
no es una excepción en la política interna y externa: nuestro liderazgo suele
rechazar el conocimiento y los estudios que reflejen posiciones equivocadas; en
el continente, los gobiernos de Brasil, México, Nicaragua y Estados Unidos,
rechazan las advertencias de los expertos en sanidad, prefiriendo exponer a la
población al contagio. Ser de izquierda o derecha no exime de algunas torpezas
que pueden ser contraproducentes.
En esta nueva etapa,
toca a los gobiernos del mundo apoyarse en los científicos y expertos en
diferentes áreas; ya no es solo un tema de salud, también lo es económico y
social. La humanidad tiene retos por delante que superar y los líderes deben demostrar
grandeza para estos momentos.
“Y, sin embargo, se mueve” afirmó Galileo al retractarse ante la
Santa Inquisición, esa que no tuvo contemplación en condenar a la hoguera a Giordano
Bruno por sus ideas contrarias a lo establecido. En Venezuela se mostró un
rostro que no debe tolerarse y debe ser combatido con la fuerza de las ideas;
si al gobierno no le gusta un informe científico, debe ser refutado, jamás
perseguido.
Es momento de
apoyarse en los que conocen, en los que desean aportar su grano de arena para
evitarle desgracia a millones…
¿Nicolás
Maduro y su gobierno están dispuestos a aceptar el informe y las
recomendaciones de la Academia?
Sabemos que la
respuesta serán en gran parte negativa, pero nos toca esperar, a ver si hay
algún grado de escucha y búsqueda de soluciones.
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