En
menos de seis meses Venezuela ha sufrido, por lo menos, ocho apagones, que
dejan a millones de ciudadanos a oscuras, incomunicados y bajo una
incertidumbre sin precedentes. La respuesta oficial no puede ser otra: el
saboteo al sistema eléctrico; pero la realidad es evidente para todos: la falta
de inversión, corrupción y en varios casos, sobreprecio de plantas eléctricas
que han enriquecido a unos pocos.
El
madurismo nos ha retrocedido en todos los aspectos, en comparación al resto del
continente; incluso países donde hay gobiernos de corte autoritario, los
avances tecnológicos son más que evidentes. En los últimos meses se han dado
apagones en ciudades importantes como Buenos Aires y Nueva York, pero la
respuesta de sus autoridades nunca fue escurrirles el bulto a otros.
Han
sido las voces que se han manifestado en contra de la ineficiencia
gubernamental, incluso se han burlado de las raras teorías que presentan los voceros oficiales. Incluso por
transmitir una mera opinión, el periodista Luis Carlos Díaz fue víctima de una
arbitraria detención, que le ha impedido ejercer su profesión como es debido.
También es necesario mencionar el asedio que le hicieron a Winston Cabas,
experto eléctrico, quien denunció la grave crisis en el sector y alertó ante un
posible gran apagón.
La
crisis eléctrica se ha convertido en un cuero seco para el gobierno madurista:
lo pisan por un lado, mientras se levanta por otro; buscan con pañitos
calientes evitar lo inevitable. Su dogma les impide buscar la ayuda necesaria y
por esa creencia, inventaron una guerra
eléctrica; invitando a la población a resistir el embate del imperialismo,
mientras que a ellos no les afecta la crisis.
Ya
es difícil engañar al ciudadano con simples cuentos de camino, sacados de un
guion de película; pretender argumentar que fuerzas extranjeras sabotean
nuestro sistema eléctrico es un mito que sólo se lo tragan muy pocos. Hoy la
necesidad apremia y la población reclama un viraje para poder resolver sus
innumerables problemas.
En
Barbados se están dando una negociación entre los actores político con total
confidencialidad, a petición de los mediadores, sería conveniente que en esos
acercamientos se hable, entre otras cosas, de cómo lograr recuperar nuestro
sistema eléctrico, ya que su crisis se lleva por delante recursos, empleos y
vidas; ante la mirada indolente de quienes todavía lo administran.
En ese momento mi alma se hizo más fuerte; no
dudando más,
“Señor”, dije yo, “o señora, le pido
sinceramente su perdón;
Pero el hecho es que estaba durmiendo la siesta,
y tan gentilmente viniste rapeando,
Y tan débilmente viniste, tocando en la
puerta de mi cuarto,
Que casi no estaba seguro de haberte oído”,
allí abrí la puerta de par en par;
Oscuridad allí y nada más.
Profundamente en esa oscuridad mirando, por
mucho tiempo estuve allí preguntándome, temiendo,
Dudando, soñando sueños, ningún mortal se ha
atrevido a soñar antes
Lo
que describe Edgar Allan Poe en este fragmento de su poema El Cuervo, es lo que viven muchos venezolanos, padeciendo no sólo
un oscurantismo eléctrico, producto de la ineficiencia y hasta el egoísmo oficial.
Interesante. Retrato amargo de una realidad nacional
ResponderEliminar