sábado, 28 de diciembre de 2019

Política pseudoreligiosa



Se está terminando el año 2019, muchas cosas se pudieran analizar y escribir sobre el año que se acaba, pero creo pertinente dedicar unas líneas a un tema que tuvo un efecto espuma a principios de mes y que pareciera que fuera a pasar algo desapercibido, aunque puede ser relevante para el 2020, por sus implicaciones.

El pasado 5 de diciembre, el presidente Nicolás Maduro tuvo un acto con representantes del Movimiento Cristiano Evangélico por Venezuela. En la misma aprobó la creación de una Universidad Teológica Evangélica de Venezuela, además decretó el 15 de enero como Día del Pastor y la Pastora. Un guiño para un sector social y religioso del país que le ha sido crítico en los últimos tiempos.

Llama la atención que un gobierno que dice ser de izquierda, contemple una pseudoreligiosidad como política de estado. La realidad es que se aleja de gobiernos afines como los de Nicaragua o Cuba y se parezca más a sus contrapartes de Brasil o Bolivia.

Hay que recalcar que la religiosidad en Venezuela es un asunto inherente a las personas; basta con ver las manifestaciones de culto hacía la Divina Pastora en Lara, la Chiquinquirá en Zulia o la Virgen del Valle en el Oriente; pero tampoco podemos negar los eventos que realizan las agrupaciones evangélicas, en pequeños locales o de manera multitudinaria.

Según los datos del Latinobarómetro de 2018, en Venezuela 85% de la población se identifica como cristiana; de ese porcentaje un 67% se considera católico y un 18% evangélico. Cabe acotar que dentro del grupo cristiano evangélico el grupo más grande es el pentecostal con 60% del total que no se identifica con el cristianismo católico. Los números no han variado en los últimos años y también vale la pena leer el Informe Sociográfico sobre la religión en Venezuela del sacerdote jesuita Jesús María Aguirre, publicado por la Revista SIC del Centro Gumilla en junio de 2012.

Nuestra Constitución establece en su artículo 59 lo siguiente:

El Estado garantizará la libertad de religión y culto. Toda persona tiene derecho a profesar su fe religiosa y cultos y a manifestar sus creencias en privado o público, mediante la enseñanza u otras prácticas, siempre que no se oponga a la moral, a las buenas costumbres y al orden público. Se garantiza, así mismo, la independencia y la autonomía de las iglesias y confesiones religiosas, sin más limitaciones que las derivadas de esta Constitución y de la ley. El padre y la madre tienen derecho a que sus hijos o hijas reciban la educación religiosa que esté de acuerdo con sus convicciones.

Nadie podrá invocar creencias o disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento de la ley ni para impedir a otro u otra el ejercicio de sus derechos.

En este punto es importante realizarse las siguientes preguntas:

¿Qué buscan o esquivan quienes pactan con el gobierno bajo el esquema cristiano?

¿Cuál es el objetivo del gobierno al tener cerca a sectores del cristianismo venezolano?

Nuestro país mantiene el principio del Estado Laico, aunque en la práctica, pareciera que no se cumpliera al pie de la letra tal fundamento. Puede considerar el tema un debate inacabado, o en el mejor de los casos uno que será difícil cerrar de forma permanente; siempre estará presente el tema de los límites que debe haber entre estado y fe.

El fundamentalismo laical y religioso, presente en una sociedad polarizada, no busca ponerse de acuerdo en un punto medio sobre un tema transcendental para millones de venezolanos. Estado y religión pueden ir separados, sin mezclarse, entendiendo la labor de cientos de organizaciones religiosas que ayudan a reconstruir el país, con la vigilancia constante de las autoridades que eviten alguna discriminación por motivos de creencias.

Sobre el punto que atañe estas líneas es imperioso resaltar que cuando un gobierno hace una acción como la que realizó el 5 de diciembre, pone de manifiesto su desconocimiento de la realidad social. Busca la redención de los cielos, a través de la fe de muchos, buscando demostrar cierta religiosidad, que en el fondo termina siendo muy falsa.

En ese sentido sectores evangélicos han manifestado su rechazo hacia tal acuerdo, desconociendo la representación del Movimiento Cristiano Evangélico por Venezuela y de su líder Moisés García. Organizaciones como la Confederación de Iglesias Cristianas de Venezuela, Red Internacional de Ministerios Amigos, Centro Cristianos de Naciones y el partido Nuvipa, han sido tajantes en condenar tal acuerdo que puede contravenir el desarrollo multireligioso.

El estado venezolano mantiene, desde 1964 un Concordato con el Vaticano para garantizar, no solo las relaciones diplomáticas entre Venezuela y la Santa Sede, también busca normalizar cuestiones como nombramientos de obispos, organización de obras de la iglesia católica y directrices del manejo eclesiástico dentro del territorio. Tal ley en ningún momento busca suprimir el derecho de las personas a manifestarte en otro tipo de creencias.

El tiempo aclarará un tema que se realizó al garete; ahora el 15 de enero será el Día del Pastor, como decretó Nicolás Maduro, ignorando que ese también es el Día del Maestro. La pseudoreligiosidad invade al gobierno que desea mostrar otra cara distinta, para no verse tan agresivo ante un colectivo que le ha dado la espalda.

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