sábado, 28 de marzo de 2020

Crónica durante la cuarentena



Vamos para 14 días de una cuarentena que tiene en vilo a millones de ciudadanos. Cuando el viernes 13 de marzo, la vicepresidenta Delcy Rodríguez anunciaba los primeros casos de COVID-19, comenzó para muchos la incertidumbre: trabajar del día a día, para poder medio subsistir, le complicaba la rutina; más cuando tiene niños a cargos y ya no iban a tener clases para evitar contagios.

La información del sector oficial se convirtió en la fuente primaria. Desde la oposición, a través de la gestión reconocida por más de cincuenta países, comenzaba a darse con el muro de la realidad política: Nicolás Maduro es quien tiene el control del Estado en todas sus dimensiones; lo use bien o mal, es el que manda y dispone las acciones oficiales. 

El ciudadano de a pie, ese que necesita del sustento diario para alimentar a los suyos o tiene algún familiar que le manda la codiciada remesa, ayudándole a paliar la crisis, que parece estar instalada de forma permanente en nuestra nación; se prepara para lo que pudiera ser una larga cuarentena, tratando de estirar los recursos y ve con suspicacia los datos que da el gobierno sobre la pandemia.

Aun cuando las redes sociales son una fuente importante para informarse; no necesariamente dan noticias reales. Que el amigo de un amigo o el primo de un tipo que está conectadísimo, no terminan siendo cosas confiables; por el contrario, esa información termina originando mucha incertidumbre que tranquilidad en la gente.

En casi dos semanas que hemos transcurrido, vemos como en las mañanas las calles están repletas de personas que salen a buscar algún churupo o comprar alguna comida para llevar a la casa. Siguen las recomendaciones que ha dado el gobierno: uso de tapabocas y guantes, así como mantener una distancia prudencial. Los pocos negocios que atienden, sobre todo de alimentos y farmacias, permanecen abiertos hasta las 2:00 pm. Mientras la policía y funcionarios públicos pasan con altavoces dando las instrucciones de cómo enfrentar el COVID-19.

Ya comienza a escasear el combustible, lo poco que se surte es para algunos privilegiados, sobre todo militares, otros funcionarios como policías o médicos, no son surtidos, lo que impiden que vayan a sus sitios de trabajo a dar lo mejor en momentos difíciles para el país. El reloj avanza lento, algunos esperan el escenario catastrófico, sin pensar en las consecuencias que esto traería para todos.

Las piezas en los distintos tableros de la política se mueven: unos apuestan a una tregua política para enfrentar la pandemia; otros prefieren seguir con la arenga que ellos solos arreglan el problema. Internacionalmente la ONU y la Unión Europea piden flexibilizar las sanciones ante la crisis; los EEUU han optado por jugar duro y, a través del Departamento de Justicia, acusan a figuras claves del madurismo de narcotráfico, llegando a pedir recompensa por su captura.

Al día de hoy van 119 contagiados, con dos fallecidos. Todavía queda mucha tela que cortar y tenemos que pensar día a día, podemos hacer hipótesis de lo que vendrá, pero pueden caerse ante cualquier novedad que llegue de repente. Nos toca esperar, con paciencia y ver qué ocurre los próximos días.

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