Llegamos
a tres semanas de cuarentena, todavía no está claro cuando termina esta
situación. Ya se da como un hecho que el año escolar finalizará vía online, aun
cuando tenemos la peor conexión de internet del continente.
Hoy
en Venezuela se hace menester buscar alternativas, sobre todo reales, para que
millones de ciudadanos no sufran las consecuencias de una larga cuarentena, así
como lo que se espera posterior a la pandemia. Ya la CEPAL y el FMI pronostican
una recesión, mucho más fuerte que la del 2008, como efecto de la paralización
que deja el COVID-19.
Desde
hace más de un año, tenemos un conflicto por quien ejerce la presidencia de la
república: por un lado esta Nicolás Maduro, en funciones desde el 2013, con
ejercicio del poder fáctico, luego de la reelección del 2018 cuestionada por
muchos; por el otro esta Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional,
autoproclamado presidente encargado desde el 23 de enero de 2019, con
reconocimiento internacional y acceso a recursos del Estado.
Estas
dos figuras se encuentran en puntos de no ceder espacios, menos buscar algún acercamiento
que pudiera ser solo para enfrentar de forma conjunta la pandemia. Situación
que pone en vulnerabilidad a millones de venezolanos, que dependen del día a
día o, en su defecto, de un salario que hoy supera los dos dólares mensuales.
Un
número importante de personalidades y organizaciones han solicitado que se dé
un acuerdo que beneficie a la gente; ese debería ser el norte y la prioridad
del liderazgo político. Acordar para enfrentar juntos el COVID-19, no significa
deponer las acciones en contra del régimen, es postergar la lucha política,
pero no estas abandonado al ciudadano, que está sufriendo las consecuencias de
una larga cuarentena.
Que
se sienten en una mesa Guaidó y Maduro, no será darle legalidad o lavarle la
cara a quienes han violentado la institucionalidad; pero si de reconocer quien
ostenta un poder fáctico y puede contribuir a que se permita el ingreso de la
ayuda humanitaria. Los recursos que se usen para enfrentar la pandemia, pueden
ser administrados por terceros: ONG, organismos multilaterales o, como peor
escenario, algunas autoridades bajo supervisión de una comisión parlamentaria.
Estamos
en la Semana Santa, una atípica por cierto, en la cual los creyentes
aprovechamos para reflexionar sobre nuestras acciones pasadas y futuras. Yo
espero que nuestro liderazgo político haga un profundo discernimiento, que los
lleve a tener una epifanía sobre el qué hacer y que beneficie a la gente, esa
que debe ser la prioridad para quien ejerce el servicio de la Política.
Excelente artículo y en el fondo lo más importante la propuesta de que se sienten Guaido y Maduro a conversar poniendo como agenda política luchar codo a codo como venezolanos para vencer un enemigo común a toda la humanidad como lo es el covid-19.
ResponderEliminarHarto la historia universal nos trae ejemplos de personajes que han pospuesto sus diferencias por defender objetivos comunes. En este caso Maduro de facto o no es el Presidente de la República reconocido por las instituciones del Estado y Guaido es el Presidente de la Asamblea Nacional reconocido internacional por más de 50 países de la democracia occidental. Entonces deben sentarse como lo dice tu artículo. Pero para que, en principio para que triunfe la política por encima de la antipolitica y como consecuencia aliviar el pesar del pueblo venezolano. Estoy seguro que si ambas personas leen tu artículo encontraran un mensaje claro de que hacer de inmediato dada las circunstancias que vive nuestro país.