Los últimos años
hemos visto como el devenir de nuestra sociedad ha ido desmejorando nuestras
relaciones personales, familiares, comunitarias y sociales, todo por la
implementación de un discurso de odio por parte de un sector
político-partidista, que ha contagiado a otros sectores como el económico, el
social, gremial, sindical, académico y militar. Un muy mal manejo de la
política nos ha llevado a un cauce nada positivo, un ejemplo de ello son los
eventos de la última semana, donde se dieron saqueos producto de la impotencia por la falta
de efectivo y el hambre, que llevaron a una violencia exacerbada, al vandalismo
y la destrucción de negocios y propiedades lo cual tiene como consecuencia la
reducción al máximo de la inversión de pequeños y medianos comercios, la falta
de inversión en nuevos emprendimientos y la destrucción del empleo directo e
indirecto.
Aunque el panorama
parece muy oscuro, ante la realidad hay iniciativas que buscan romper con esa
marcada división que nos ha dejado el discurso de resentimiento de lado y lado,
muchas veces alimentado por una “verdad absoluta”; dichas iniciativas se enfocan
en buscar puntos de encuentro entre los miembros de una comunidad, para superar
sus diferencias político-partidistas, y que estas no sean obstáculo a la hora
de buscar la solución a los problemas y necesidades más importantes de su
entorno: servicios públicos, vialidad, alimentación, seguridad, etc. Nuestras
diferencias político-partidistas no deben ser un escollo para buscar el
encuentro con el otro, un encuentro que nos ayude a mejorar no solo nuestras
relaciones humanas, también a mejorar, en la medida de nuestras posibilidades
el entorno.
Desde el Centro
Gumilla y la Universidad Católica Andres Bello (UCAB), se hacen esfuerzos en
las comunidades por reconstruir nuestro maltrecho tejido social, lo cual
significa un proceso profundo y necesario para asentar las bases de una nueva
Venezuela. Aunque en las altas esferas políticas se trata, con tropiezos, de
desarrollar un diálogo, es necesario intervenir en nuestras comunidades y
lograr un acercamiento entre actores que hasta hace pocos años no se podían ni
ver. Requerimos que nuestros líderes de base sean los grandes promotores y
pioneros de una gran reconciliación, tan necesaria en nuestra sociedad luego de
18 años de siembra de odio y resentimientos.
Hay una tarea muy
ardua, nada sencilla, que es la recomposición de nuestro tejido social desde lo
básico. El éxito del diálogo político está condicionado por la sustancia que
este tenga, sin conexión con las necesidades reales de la gente, seguiremos alimentando
la problemática social. Es imperioso replicar en todos los rincones de nuestro
país los esfuerzos del Centro Gumilla y de la UCAB por construir espacios de
encuentro y puntos de conciliación en las comunidades, buscando la tan anhelada
reconciliación entre los venezolanos.
Excelente artículo...
ResponderEliminarUniversidades, Instituciones Educativas y ONGs deben ser copartícipes de la reconstrucción!